Buscar en este blog

lunes, 27 de agosto de 2012

SILENCIO

Con lo cual me desperté sobresaltado, la habitación dando enloquecidas vueltas a mi alrededor. Yo, tiritando, no de frío, aunque pensándolo mejor, estaba helado. Una angustia dolorosa, un terror infinito, me sobrecogían y me impedían toda movilidad. En mi cabeza revoloteaban las alas membranosas de lo que me había despertado en la noche espesa del hotel: "El despertador habrá sonado esta madrugada, a las 5:00, exactamente. Y habrá sonado y sonado, en la soledad de la casa. Y nadie habría allí para oírlo". Y esta afirmación me había provocado un terror pánico.

De Pasajes oníricos.
© César Caño, 2000


No hay comentarios:

Publicar un comentario